Patrimonio

Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación

El edificio de la Iglesia Parroquial de Ntra. Sra. de la Encarnación es un bello conjunto morisco-mudéjar, de recia fábrica y albañilería de piedra y ladrillo rojo del lugar. Su construcción se encuadra en el período en que Fernado Díaz y su sucesor Gómez Fernández regían los destinos del Señorío de Santa Eufemia (primera mitad del S. XIV), añadiéndose el ábside, las capillas laterales del crucero y la torre campanario en las postrimerías del S. XV. Su única nave, cubierta a dos aguas, se sustenta interiormente en sentido transversal, sobre seis robustos arcos apuntados de ladrillo visto, con arranques sobre apoyos rectangulares de gran tamaño adosados a los muros de la misma. En el centro de la techumbre de madera decorada, destacan dos artísticos mocárabes dorados y policromados típicamente mudéjares. A destacar el arco de entrada del ábside presbiterial de yeserías mudéjares de la época.

Dos poderosos contrafuertes semicilíndricos refuerzan la estructura de la fachada occidental en la que se abre la puerta de los pies, con arco de moldura conopial encuadrado en alfiz, toda ella de ladrillo visto. Otros cuatro potentes contrafuertes sustentan el muro del mediodía, asentándose sobre dos de ellos la torre-campanario, que no pertenece a la primitiva fábrica de la Iglesia. Embutida entre los dos restantes de esta fachada, se encuentra la puerta lateral de uso diario, de la feligresía. Es una bella portada, también de ladrillo visto, de arco carpanel sobre el que arranca otro apuntado formando tímpano, con archivoltas que corren hacia las impostas de los mismos.

Es sin duda uno de los más bellos edificios religiosos de estas características de toda la provincia de Córdoba.

Ermita de Santa Eufemia

Ermita de Santa Eufemia

Situada en terrenos de la finca "El Donadío", a unos cinco kilómetros en dirección Este de la población a la vega del río Guadalmez se encuentra la pequeña y coqueta Ermita de "Santa Eufemia", patrona de la población, construida, según la tradición, en el lugar en el que acamparon las tropas de Alfonso VII antes de la conquista de la misma. La Ermita, de sencilla construcción, es de una sola nave de 12,6 m. por 8,6 m. con dos arcos fajones apuntados, de ladrillo con arranques sobre pilares de piedra y, al exterior, gruesos contrafuertes. Su portada, protegida por un pórtico de posterior construcción, es de ladrillo blanqueado con cal, con arco de medio punto. Al interior, en su cabecera, se abre un nicho semicircular abovedado, decorado con un fresco del S. XVI en el que se representa a la Santa flanqueada por escenas de martirio.

Ermita de la Virgen de las Cruces

Situada en el paraje de Valdefuentes, a medio camino entre las poblaciones de Santa Eufemia y El Guijo, se levanta esta pequeña Ermita reconstruida sobre las ruinas de una anterior construcción del S. XIV. De una sola nave cubierta con artesonado de vigas, es de destacar su fachada de piedra de granito labrada con arco apuntado, enmarcado en alfiz de estilo claramente mudéjar típico de la zona. Su aspecto actual data de 1898., año en el que la Marquesa de Torrecilla, cedió al entonces Alcalde de Santa Eufemia, D. Miguel Guillermo Romero y al párroco D. Martín Caballero Atalaya, un pedazo de terreno en el quinto "El Cubillo" (lugar donde se ubica la Ermita), para el servicio y expansión de la misma. El origen de esta devoción se remonta allá a los años de 1548 al 1560, en los que Santa Eufemia, junto con los vecinos de El Guijo y Torrecampo,salió indemne de una epidemia que asoló la comarca de Los Pedroches. Los tres pueblos veneraban la Imagen en el actual Santuario de la Virgen de las Cruces (El Guijo). Habiendo perdido Santa Eufemia sus derechos sobre la Virgen de las Cruces en el año 1897, el pueblo calabrés reconstruyó esta Ermita.

Castillo Miramontes

Castillo de MIramontes

De construcción árabe y levantado probablemente sobre las ruinas de un castro prerromano, ha estado ligado desde entonces a la historia de la población. La construcción del mismo debió de realizarse a lo largo de la época almorávide y almohade, cuando la cora de "Fahs al-Ballut" adquirió un carácter eminentemente militar.

De planta poligonal, su estado actual es completamente ruinoso aunque a lo largo de su historia hubo de ser reconstruido total o parcialmente varias veces. Se conserva todo el lienzo septentrional de su murallas, la torre del homenaje, llamada de la "Cárcel", restos de un aljibe y parte del amurallamiento oriental, apreciándose aún su prestancia de otros tiempos. Fue destruido definitivamente en el año 1478 por orden más que probable de los Reyes Católicos, para castigar los excesos del entonces arisco señor de Santa Eufemia, D. Gonzalo Mejía II.

Murallas

El recinto amurallado de la Villa de Santa Eufemia se debe a D. Gonzalo Mejía II. No sabemos los motivos que indujeron al Sr. de Santa Eufemia a fortificar la villa -uno de los pocos casos de amurallamiento tardío- aunque debieron estar relacionados con los peligrosos frentes que Gonzalo Mejía II tenía abiertos por estas fechas, sobre todo el referido a su levantamiento en armas contra la ciudad de Córdoba tomando por asalto el castillo de Pedroche, fortaleza que se negaba tozudamente a abandonar.

Para tal efecto se contrató al albañil y vecino de Córdoba, Juan de Aragón, el 17 de junio de 1474. El resultado fue un poderoso recinto amurallado, jalonado de potentes torreones cilíndricos y realizado con cal y canto del lugar. De este primitivo recinto, sólo quedan trozos muy deteriorados del lienzo amurallado, algunos torreones y la bella Puerta de Córdoba, conocida popularmente como "Arco o puerta de la Villa"; es una portada de arco de herradura rebajado, flanqueado por columnas de traza gótica, cuyos sillares se conservan magníficamente, formando uno de los los rincones más entrañables y sugerentes de la población.

Castillo de Vioque

Castillo de Vioque

Fortaleza ibérica, datada entre los siglos I y II d. C., el Castillo de Vioque se ubica a unos 8 kms. en línea recta al Nordeste (NE) de Santa Eufemia a orillas del río Guadalmez. Aún en ruinas, impresiona por su gigantesca y al mismo tiempo bella factura. Es una fortaleza de las de doble recinto y gran calidad constructiva a la que suponemos una cronología avanzada. Construida sobre un cerro coronado por buenas defensas naturales, domina el pequeño valle formado por los amplios remansos del río Guadalmez en ese lugar. El recinto interior es una poderosa fortificación troncopiramidal de aparejo ciclópeo reforzado con varias torres, formado por grandes bloques de piedra del lugar a manera de sillares y trabados en seco. El amurallamiento exterior se ha levantado aprovechando las defensas rocosas naturales sobre las que se ha superpuesto. Este primer recinto es de peor calidad constructiva, constituyendo quizá la primitiva fortificación a la que, ya en plena romanización, se le añadió el poderoso bastión interior. Entre el recinto interior y el cincho amurallado exterior existe un amplio espacion que quizá sirviera para resguardar el ganado en caso de ataque enemigo.